LOS RIÑONES

El riñón es el gran desconocido para los no profesionales de la salud. Si sabemos que existe el estómago, por ejemplo, es porque en alguna ocasión hemos tenido malas digestiones, pero el riñón puede estar en muy mal estado, pero no duele. Si no fuesen por los análisis de sangre, nadie se enteraría que tiene mal los riñones.

Y sin embargo los riñones cumplen una función primordial en nuestra salud. No se limitan solamente a depurar la sangre, sino que de alguna forma equilibran una serie de sustancias primordiales para la vida (un exceso de potasio puede ser mortal), y emiten unas hormonas vitales para la creación de los glóbulos rojos. Así mismo, los riñones tienen una acción directa sobre el calcio y la descalcificación de los huesos. Y otras muchas cosas que todavía ignoro.

No soy médico, ni tengo ninguna formación en las ciencias de la salud. Simplemente llevo quince años siendo tratado por insuficiencia renal crónica. En mi primera visita al nefrólogo, éste me preguntó si sabía por qué teníamos dos riñones en lugar de uno, como el páncreas o el hígado, él mismo me dijo que porque al final de nuestra vida nos quedaba solamente uno. Los riñones van perdiendo su función simplemente por el transcurso de los años. Las salas de espera de los nefrólogos parecen geriátricos, todos somos de la tercera edad. Nunca me he encontrado con alguien joven, pero ha sido simplemente casualidad, porque los hay.

Ahora he iniciado una nueva fase de mi enfermedad, he iniciado la hemodiálisis, donde una máquina sustituye una parte de las funciones de los riñones. Hace solo unos cincuenta años que existen estas máquinas para su uso mayoritario, aunque tienen un precio prohibitivo para las aseguradoras privadas, así que es la Seguridad Social la que se hace cargo de estos costes. Afortunadamente en nuestro País tenemos la sanidad pública.

Vivir con hemodiálisis, cuando eres un jubilado, no está tan mal. Ya sabes que los martes, jueves y sábados tienes que estar a las doce y media en el Hospital, del cual saldrás a las cuatro y media. Son cuatro horas de estar sentado o tendido, y que puedes aprovechar para leer el periódico o jugar con el móvil. Y es que vale la pena. La vida es tan bella.

MALOS TRATOS A LOS MAYORES

El último dato sobre la población en España lo recoge el informe del INE sobre Movimiento Natural de la Población, basado en el año 2015: por primera vez desde 1941, en España hubo más muertes que nacimientos (422.276 vs 419.109 respectivamente). En consecuencia, se está produciendo un cada vez mayor envejecimiento de la población, y con ello una mayor incidencia de los malos tratos a las personas mayores.

Este es un tema del que nunca se habla en las familias, y sin embargo es una realidad. Los malos tratos a los mayores es lo cotidiano en muchos casos.

Son muchas las formas de aplicar estos malos tratos. La más utilizada es el de ignorar a las personas mayores. Pasar de ellas. No interesarse por sus problemas, y en consecuencia vivir la vida como si las personas mayores no existiesen. Quien aplica estos principios a sus allegados más próximos, les está haciendo mucho daño. Ellos viven su vida sin reparar que existen otras personas que, por razones de edad, pueden tener dificultades para desarrollar las actividades mínimas de subsistencia. Y sin embargo prefieren pensar en que “ojos que no ven, corazón que no siente”.

Hay otros casos distintos al de la ignorancia. Por ejemplo conozco un caso concreto de un hijo varón que acogió en su casa a su madre (hasta aquí todo perfecto), pero luego le daba una comida muy escasa, que producía angustia en la pobre madre.

Los médicos de urgencias ya tienen un protocolo para cuando llega un anciano herido en el ambulatorio, y si aprecian que las heridas han sido producidas por otra persona, deben dar nota a la policía.

Existe un cierto consenso en admitir que los malos tratos  a las personas mayores son un iceberg (entre 5 y 7 de cada 8 casos probablemente no se detectan), que muchos casos son ocultados por las propias víctimas, que es seguramente la forma más frecuente de violencia doméstica, ya que están muy relacionados con que se producen en su forma de negligencia o abandono y que, desafortunadamente, es frecuente que la misma persona mayor sufra más de un tipo de malos tratos.

Son infinitas las formas en que pueden desarrollarse los malos tratos. En un libro editado por el IMSERSO, he encontrado las siguientes fomas:

Físicos: Daño corporal, dolor o deterioro físico, producidos por fuerza física o violencia no accidental. Ejemplos: Golpes, quemaduras, tirar del pelo, alimentación forzada, utilización injustificada de restricciones físicas, uso inapropiado de fármacos, etc.

Psicológicos: Causar intencionadamente angustia, pena, sentimientos de indignidad, miedo o estrés mediante actos verbales o no verbales. Ejemplos: Amenazas (de daño físico, de institucionalización, etc), insultos, burla, intimidación, humillacio- nes, infantilización en el trato, indiferencia hacia su persona, darle tratamiento de silencio, aislamiento, no respetar sus decisiones, ideas o creencias, etc.

Sexuales: Comportamientos (gestos, insinuaciones, exhibicionismo, etc) o contacto sexual de cualquier tipo, intentado o consumado, no consentido o con personas incapaces de dar consentimiento. Ejemplos: Acoso sexual, tocamientos, obligar a la víctima a realizar actos sexuales al agresor, violación, realización de fotografías, etc.

Financieros: Utilización no autorizada, ilegal o inapropiada de fondos, propiedades, o recursos de una persona mayor. Ejemplos: Tomar sin permiso dinero, joyas, etc, falsificación de firmas, obligarle a firmar documentos o testamento, uso inapropiado de la tutela, ocupación del domicilio, etc.

Negligencia y abandono: Rechazo, negativa o fallo para iniciar, continuar o completar la atención de las necesidades de cuidado de una persona mayor, ya sea voluntaria o involuntariamente, por parte de la persona responsable de su cuidado. Ejemplos: No aportar medidas económicas o cuidados básicos como comida, hidratación, higiene personal, vestido, cobijo, asistencia sanitaria, administración de medicamentos, confort, protección y vigilancia de situaciones potencialmente peligrosas, dejarla sola largos periodos de tiempo, no procurarle afecto, etc.

ALZHEIMER, PRIMEROS SÍNTOMAS

Aunque con excesiva lentitud se va avanzando para solucionar esta temible enfermedad. Incluso se está hablando de la posibilidad de tener una vacuna.

En lo que no hay duda es que, al igual que otras tantas enfermedades, cuando antes se diagnostica las mejoras en el tratamiento se multiplican. De ahí la importancia de disponer de un diagnóstico precoz.

Hasta ahora, los expertos se han venido centrando en pequeños problemas con la memoria y el pensamiento, como síntomas tempranos del Alzheimer, es el llamado deterioro cognitivo leve, que puede ir progresando hasta la enfermedad. Pero ahora, un grupo de expertos estudian ciertos cambios en la conducta que podrían igualmente presagiarla. Los han llamado en su conjunto deterioro conductual leve. La investigación ha generado una lista de los síntomas que podría ayudar a hacer un diagnóstico más temprano.

Uno de los síntomas son los cambios persistentes en la conducta normal de una persona mayor, con problemas como el retraimiento social, los ataques de ira, la ansiedad o las obsesiones. No se trata de momentos aislados, sino que el cambio sea de forma persistente y contrario con respecto a su conducta anterior  habitual.

Es importante que familias y médicos sean conscientes de que los cambios sostenidos en la conducta pueden ser una señal de alerta. La lista de comprobación se divide en cinco grupos:

• FALTA DE MOTIVACIÓN. Hace referencia a la apatía, o a la falta de interés en cosas con las que antes solía disfrutar
• SÍNTOMAS EMOCIONALES, como la depresión, la ansiedad o la irritabilidad
• PROBLEMAS SOCIALES. ¿Ha perdido su desenvoltura social? o ¿carece de empatía por los demás?
• CONTROL DE LOS IMPULSOS. Se podría manifestar en agitación, obsesiones o incluso en ciertos hábitos como hacer apuestas
• CONTENIDO DE LA PERCEPCIÓN O DEL PENSAMIENTO. Ideas disparatadas o alucinaciones.

Si alguno de estos cambios perdura durante unos pocos meses, mejor acudir al neurólogo.

 

FELICES FIESTAS, HASTA EL PRÓXIMO AÑO, OS ESPERO

EL SILENCIO ES ORO

España es un País ruidoso. Tal vez nosotros no nos damos cuenta de ello, pues ya estamos acostumbrados, pero sí los extranjeros que nos visitan. En las encuestan que se les hace contestan que una de las cosas más agradables que tenemos es nuestra gastronomía, y en el otro extremo queda claro que es el ruido lo que más les molesta.

Creo que donde el ruido se hace más notable es en las pequeñas cafeterías, en donde el ruido de las máquinas cafeteras hace que el nivel de las conversaciones vayan sumando decibelios. Yo tengo una fácil solución, me limito a desconectar el audífono que llevo por mi sordera, y así quedo como un ángel en medio del cielo.

El problema es que los españoles no sabemos comprender que el ruido molesta, y así nadie hace nada para evitarlo. Los establecimientos podrían adecuar los locales con paneles fonoabsorbentes o con los techos y puertas adecuados, o con una música ambiental que invitase a escucharla. Hay restaurantes tres estrellas con música ambiental, como medio para una mejor relajación. Porque el ruido puede enervar, produce estrés y cansancio, y esto es lo peor para una buena digestión.

La vida en nuestra sociedad es muy distinta a la que se vive en las sociedades europeas. No es que proponga que les imitemos, pues no todas sus cosas me son agradables, pero que sí nos adaptemos a sus buenas cosas. En este aspecto, quiero destacar el problema de los horarios y el de los ruidos. El de los horarios ya ha tomado conciencia en nuestros políticos. Así, el inamovible Rajoy ya ha propuesto terminar el trabajo a las seis de la tarde, además de varias comisiones que están estudiando el tema para hacer propuestas más concretas, y que permitan una mayor adecuación del horario laboral con el familiar.

Pero con el ruido no hay conciencia de lo perjudicial que resulta, y en consecuencia de los beneficios que nos daría un uso más racional de los decibelios. Confiemos en que poco a poco, los españoles nos vayamos dando cuenta, en nuestros viajes al extranjero, de las ventajas del silencio.

VIEJOS O SENIORS

Acaba de celebrarse en Barcelona la Senior Economy Summit que organiza la consultora Kreab, y en la que se debatió sobre el comportamiento de la generación senior y los retos y oportunidades que plantea el envejecimiento.

La imagen más extendida de alguien de la tercera edad es la de una persona con problemas de salud, carencias económicas, estática, recelosa frente a las novedades, atada a las tradiciones, siempre pensando en el pasado, aburrida. La realidad es que el de los seniors es un mundo en que la mayoría goza de buena salud, tienen recursos y viven de forma independiente, practican deporte, salen con amigos, viajan, asisten a actividades culturales, compran por internet y se envían watsaps.

Según Antonio Abellán, investigador del departamento de Población del CSIC y experto en envejecimiento: “Se está creando una disociación entre lo que piensa la gente en general y lo que piensan y sienten los mayores que están transitando por la vejez, una etapa relativamente nueva dado que la mayoría de padres y abuelos de los actuales mayores no la transitaron porque se habían muerto al llegar a ella. Por eso se habla de falsa imagen: la gente tiene una imagen de la vejez y los viejos tienen otra de si mismos, porque el gran logro de nuestros tiempos es que hemos conseguido separa vejez y decrepitud, y los viejos lo saben aunque otra gente siga asociando ambos conceptos”.

También el catedrático de Economía Aplicada Antón Costas se mostró convencido de la singularidad de la nueva generación de mayores, de la que forma parte. “No todos los seniors tienen las mismas características, pero mayoritariamente son una generación más culta, más saludable, más rica y con más ingresos medios que los anteriores, y a esas personas les llega la jubilación como el que le llega un estupendo electrodoméstico sin instrucciones” porque no tienen referentes sobre cómo usar esa jubilación, cómo y quién va a pagarla o la dimensión moral de la misma, resumió.

Según Isa Moll, del departamento de Marketing de Esade, “El 50% del consumo mundial lo generan personas de más de 50 años, y sólo el 10% del marketing va dirigido a ellos”. Por su parte, Costas apuntó que a sus clases en la universidad asisten tres jubilados y también ve mayores en las conferencias y otros actos culturales a los que acude.

Seis de cada 10 personas de entre 55 y 64 años se conecta a internet así como el 31% de los mayores de 65 años. De hecho, es entre los seniors entre quienes más crecido el uso de las herramientas digitales. El 91% usa whatsapp, el 43% compra por internet, el 68% utiliza Facebook y el 18% es activo en Twitter. Los seniors de más de 50 años se sitúan por encima de la media española a la hora de operar con las administraciones o de realizar operaciones bancarias.

En resumen, somos una generación privilegiada, ya que disfrutamos más de la vida que nuestros padres o abuelos, aunque desgraciadamente, también probablemente más que cuando les corresponda a nuestros hijos.

UN NUEVO CONCEPTO DE LA VEJEZ

No hace muchos años me di cuenta que en los medios de comunicación, a las personas de 60 años o más, ya las calificaban de ancianos. Me pareció terrorífico que a mí ya me considerasen entonces como un anciano. Además, puedo asegurar que cuando tenía 65 años, en absoluto era un anciano, ni física ni mentalmente.  Ahora, con 75 ya me empiezo a dar cuenta de que sí, ya soy un anciano.

En las últimas décadas, los ancianos hemos evolucionado muchísimo. Tenemos mejor salud y mejor aspecto que lo que tenían nuestros abuelos. La medicina, pero también mejores hábitos de alimentación y de deporte, han permitido llegar a edad avanzada en mucho mejores condiciones. Ahora, los que todavía fumamos, sabemos a lo que nos exponemos, y procuramos disminuir nuestra dosis de nicotina. Pero hace treinta años no se sabía que el tabaco perjudicase la salud. Y así podríamos enumerar infinidad de cosas que nos permiten tener una buena calidad de vida con edades avanzadas.

En 2015, el 18,3% de la población tenía 65 años o más. En próximas décadas este porcentaje estará sobre el 30-35%, cuando la generación del llamado “baby-boom” se haga mayor. ¿Será entonces España un País de mayores?, sin duda alguna.

Frente al concepto de considerar que la edad mínima de jubilación es la puerta de entrada a la ancianidad, los investigadores del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, proponen un umbral variable basado en la esperanza de vida a la que se le resta 15 años. Si en la actualidad la esperanza de vida para mujeres es de 85,6 años, una mujer será anciana en torno a los 70 años. Esta formula debe calcularse cada año, pues cada año varía la esperanza de vida. Esta nueva propuesta pretende mostrar a la sociedad que hay otras formas de medir la vejez.

MALOS TRATOS INSTITUCIONALES

Hay centenares de miles de viudas españolas que sobre viven con pensiones de unos 500 euros mensuales. Si además añadimos un bajo nivel cultural, y el que se han dedicado toda su vida al cuidado de su familia (marido e hijos) sin otro trabajo fuera del hogar, nos encontraremos con el principal motivo de los malos tratos institucionales.

La crisis económica que estamos viviendo hace que los hijos lo tengan muy difícil para ayudar a sus padres, más bien está ocurriendo lo contrario en muchas familias. Pero el Estado no debería permitir la existencia de estas pensiones de viudedad, que significan: comer poco y mal, pasar frio, y tener miedo. Sí miedo. Cuando uno es mayor, y además está solo y es pobre, lo que tiene es miedo, miedo a todo lo ajeno.

Hay muchísimas personas mayores que pertenecen a la élite. Tenemos a grandes políticos con más de 70 años, y lo mismo Presidentes de grandes corporaciones. Ellos podrían comprender lo que significa ser mayor y pasar hambre, y en consecuencia podrían hacer muchas cosas en beneficio de las personas mayores, pero no lo hacen. Deben considerar, desde su poltrona, que el que pasa hambre es por su culpa. Como si el trabajar toda la vida cuidando a la familia fuera un estado culposo.

Hay otro tipo de malos tratos institucionales, son los que se producen en las instituciones geriátricas, en donde muchas veces el bienestar de los cuidadores se sobre pone al bienestar de los pacientes. Recientemente en un pueblo de Lérida fallecieron cuatro ancianas al estar atadas a su cama y no pudieron salvarse de una riada que inundó el geriátrico. Entiendo que para ser cuidador en un centro geriátrico se necesita una clara vocación de ayuda a los demás, pero no siempre es así, y la falta de buenas ocasiones para encontrar trabajo, hace que se acojan a trabajos más penosos. En estos casos, los malos tratos a las personas mayores son más sibilinos, pero sin duda amargan los últimos años de su vida

MEDICOS Y PACIENTES MAYORES

Hace poco he tenido la oportunidad de leer un estudio sobre la relación entre médicos y pacientes mayores de 65 años. El tema me pareció interesante y aún más después de leerlo.

El resumen que puedo dar, se inicia en cómo tratan los médicos a estos pacientes:

• Si la misión de un médico es el diagnóstico de la enfermedad, aplicar la terapia correspondiente y causar una curación espectacular. No es el mismo caso que en los pacientes mayores , ya que éstos sufren enfermedades crónicas, procesos que no son susceptibles de curación. Por tanto, el interés del médico decae de forma espectacular.

• Para tratar a las enfermedades crónicas, es necesaria una asistencia continuada, incrementando la capacidad del paciente para actuar. Los médicos deben luchar contra otro enemigo igualmente importante, la incapacidad. Esto significa dejar de concentrarse exclusivamente en las enfermedades que son una amenaza para la vida, para considerar las enfermedades que no causan la muerte pero que también son importantes. La osteoporosis, los problemas auditivos y visuales y la artritis, erosionan notablemente la calidad de vida de la vejez.

• La lucha contra la incapacidad se relaciona con la utilización de técnicas fuera del ámbito de la competencia tradicional de un médico: ejercicio, fisioterapia, nutrición, ayuda psicológica y cambios del entorno para facilitar los desplazamientos. Por tanto, los médicos deberían trabajar consultando con trabajadores sociales, dietistas y fisioterapeutas. Esto significa que el médico debe renunciar a una piedra angular del modelo médico: el control absoluto sobre el paciente.

• Los mayores se quejan a menudo de que, puesto que tienen más de 65 años, los médicos los despachan rápidamente. Y algo de razón deben tener cuando los mismos gerontólogos han censurado el hecho de que los médicos en general descuidan a los pacientes de edad avanzada. Y esto es una nueva muestra de lo que podemos considerar maltratos a las personas mayores.

¿Y cómo tratan los pacientes mayores a sus médicos?, vamos a ver:

• Es muy normal que una persona mayor no se encuentre bien y no acuda al médico, si él considera que el posible mal es una enfermedad menor. “A mi edad, ¿qué puede hacer un médico?”. Salvo que la gravedad del tema le haga acudir a urgencias en ambulancia, qué pocas veces acuden por su propio pié. Las personas mayores, lejos de utilizar en exceso a los médicos, si se equivocan, pecan más bien por defecto, ya que no consultan al médico cuando realmente deberían hacerlo.

• Los dolores y sufrimientos físicos, en otras circunstancias calificadas de patologías que requieren tratamiento, se consideran “normales” a partir de los 70 años. Se observa que los pacientes se valoran a si mismos como más sanos de lo que indicarían los  modelos médicos. Parece existir una norma cultural contra la actitud de quejarse, que contribuye a restar importancia a las enfermedades.

Sería bueno que nos preguntásemos a nosotros mismos si nuestra actitud corresponde a lo citado. Y en caso afirmativo, actuar en consecuencia y  acudir a que nos ayuden.

EL SILENCIO ES PLOMO

Se le puede definir como el trato que causa daños o sufrimientos a una persona de edad, o la falta de medidas para evitarlo, o por negligencia, sea intencional o no, produciéndose todo ello en una relación basada en la confianza. Puede ser maltrato físico, psíquico, emocional o por cuestiones económicas.

Siendo una cuestión fácil llegar a definir el maltrato a mayores, es muy difícil llegar a demostrarlo. Muy especialmente el maltrato psicológico, que parece ser el más usual, y buena parte de la responsabilidad la tiene la propia persona de edad, que no actúa ni reacciona ante los maltratos, sea por su misma debilidad, sea por la falta de confianza en los medios jurídicos, o por el temor a una mayor soledad, los mayores no reaccionan ante los maltrataos.

La sociedad no habla de este estigma, ni siquiera el mismo sufridor, por vergüenza, o porque estima que nadie le va a comprender, y así pasan los años. El otro estigma que tiene la sociedad es la violencia de género. En esto todos los gobiernos han habilitado leyes para proteger a la mujer, incluso teléfonos para acudir en caso necesario. Pero no es este el caso del maltrato a mayores, aquí todo es silencio.

Se debería tomar conciencia de los dramas que están ocurriendo, dejar de ocultarlos y que los medios de comunicación presionen a los políticos a tomar medidas. Pues ellos siempre encontrarán mil problemas que tendrán preferencia.

UN TEMA INCONFESABLE

El que nadie hable de este problema, no significa que el mismo no exista. Desgraciadamente es una situación muy actual y muy conocida por la sociedad, pero ni los medios de comunicación, ni las ponencias de los profesionales, ni las conversaciones privadas hacen referencia al mismo.

Son varios los modos en que se manifiestan los maltratos a mayores. En primer lugar existe el desamparo, el aislamiento, la soledad, el abandono y la exclusión social. También está la violación de los derechos humanos, de los derechos legales y de la salud. Por último está la negación de sus opciones, de su toma de decisión y de su gestión económica. Todo ello enmarcado en una profunda falta de respeto.

La situación normal es la de una familia formada por gente joven y por una persona mayor, normalmente viudo/a, en esta familia los jóvenes llevan su ritmo de vida totalmente apartada de la persona mayor. Se aprovechan de ella cuando se trata de cuidar a los niños, pero en cambio no le dan ninguna dedicación. Si la persona mayor vive sola, no se le hace nunca ninguna visita, ni nadie se preocupa por su salud, por su higiene o por su salud mental. En cambio, son los primeros en solicitar ayuda económica en caso necesario.

Con la crisis económica que estamos viviendo en nuestro País, es muy común que los abuelos de las familias contribuyan, con parte de sus exiguas pensiones, al sostenimiento de los jóvenes. Si a ello unimos una profunda falta de respeto, nos encontraremos ante un auténtico maltrato de mayores.